El ring del Hard Rock Casino de Ottawa, Canadá, fue testigo de una de las exhibiciones más contundentes y memorables del boxeo femenino en la historia reciente. Evelin "La Princesita" Bermúdez, con la determinación que la caracteriza, subió al cuadrilátero para defender sus coronas mundiales minimosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), y para ir en busca del título vacante de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Su rival, la canadiense Sara Bailey, se presentaba como un obstáculo en su camino hacia la unificación, pero el desenlace del combate fue tan veloz como implacable.

Desde el primer campanazo, Bermúdez impuso su ritmo y su potencia. Con una derecha recta, precisa y devastadora, la vilagalvense derribó a Bailey en dos oportunidades. La segunda caída fue definitiva. El árbitro, sin dudarlo, detuvo el combate y decretó el nocaut técnico, sellando la victoria para la argentina en tan solo un round.

Este triunfo no solo consolida a Evelin Bermúdez en la cima de su categoría, sino que la inscribe en un selecto grupo de boxeadores argentinos que han logrado ostentar tres títulos mundiales en simultáneo, un hito que comparte únicamente con su colega Celeste Alaniz en el boxeo femenino, y con muy pocos pugilistas en la historia de la disciplina en el país, sin distinción de género.

La actuación de Bermúdez en Ottawa no deja lugar a dudas. Su técnica depurada, su fuerza y su mentalidad ganadora la convierten en un referente del deporte, y su gesta es un motivo de orgullo para todo el boxeo argentino. Con este triunfo, "La Princesita" no solo defiende su cetro, sino que lo amplía, consolidando su legado y demostrando que su reinado recién comienza.